domingo, 15 de mayo de 2016

Virtudes defectuosas: La fuerza de voluntad.

Bien es cierto que leer es una manera estupenda de meter nuevos elementos en la cabeza, ideas que nunca se te habían ocurrido, nuevas piezas de lego para hacer construcciones en tu cabeza (que normalmente tampoco es que sigan para mucho, pero oye, matas la tarde). Pero una de las cosas más molonas que también tienen el irse de viaje entre lineas es cuando encuentras un eco de tus propias opiniones. Cuando, por un momento, compruebas que alguien a quien no has visto en tu vida ha tenido la misma ocurrencia que tú. Cuando te das cuenta que no estás solo, ni eres tan raro como pensabas. Y esta es la sensación que tuve hace años cuando leí "sobrevaloraciones" del blog "Cosas que (me) pasan." Que por cierto, mola mil.

Admito que pasé por mi época de Übermensch en la que quería ser lo más de lo más: Organizar las tareas del hogar, el trabajo, mis compromisos sociales, nunca tener un limón reseco en la nevera, vestir con estilazo y dejar de "perder el tiempo." Época que suele andar por los finales de los 20, principios de los 30. Antes de darte cuenta de que la edad adulta es tuya y te la f*ll*s como quieras.

Y claro, uno lo intenta. Empiezas a trazar planes, imaginando esa vida ideal en la que tu cama no está cubierta de ropa sin planchar, tu cocina es cristalina y cuando un compañero de trabajo te pregunta algo dices cosas como "te reenvío ese correo que me mandaron hace seis meses, lo tengo guardado en esta carpetita de aquí." Y ¿que hace falta para que todo esto salga redondo? Fuerza de Voluntad. Ese coraje interior que separa a los adultos de los niños. Ese hierro interior indomable que hace que le miren a uno con admiración.

Fue la semana más larga de mi vida.

La fuerza de voluntad es un camelo, Un timo cruel para confundir a los débiles. Un delicioso método de autotortura patrocinado por los anuncios de comida light y las películas. La fuerza de voluntad genera zombis amargados, que se tambalean por la vida haciendo "lo que hay que hacer" porque si no... Porque si no ¿qué? ¿de verdad te hace falta hacer algo que detestas una y otra vez?

"¡Pero Mel!" me dicen "Toda persona que ha tenido éxito en esta vida a sido a base de sacrificio y fuerza de voluntad." Mira, molesta voz de mi cabeza. Los cojones. La gente que le ha echado horas y horas en persecución de su sueño no le ha echado ni medio gramo de fuerza de voluntad al asunto. Era algo que querían hacer. Fuerza de voluntad les habría costado dejar sus proyectos y buscarse un trabajo de 8 a 5 como, muy seguramente, su familia y amigos les decía una y otra vez.

Y es que esa es la pieza elemental, querido Watson, de todo el asunto. ¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Qué es lo que te gustaría tener? Son dos preguntas muy diferentes que he confundido en más de una ocasión, cuando era cachorro. Me gustaría, por ejemplo, aprender francés. Me imagino a mi mismo en un agradable café parisino, pidiendo un café olé en el idioma nativo mientras descanso junto a mi esposa tras recorrer las salas del louvre. ¿Quiero aprender francés? Nop. Muchas horas durante años por una imagen infantil en la que soy James Bond durante 5 minutos. Paso. Por otra parte, hace unos años quise aprender a cocinar. He pasado mucho más tiempo cocinando, yendo a cursos y comprando utensilios y materia prima para practicar de lo que me llevaría llegar a un nivel aceptable de Francés. Y no pienso parar de aquí al día que me muera. Y tan contento.

Pero nos siguen dando el coñazo: Aumenta tu fuerza de voluntad. Como realizar tus sueños mediante tu empeño. Con tu fuerza de voluntad desarrollarás telekinesis y tus pedos olerán a fresa. Sé miserable pero productivo con fuerza de voluntad. Si pusieras empeño en lo que haces... Que sí, que uno es dueño de su destino y responsable de como es su vida. Pero sentirte culpable porque te habías prometido leer un libro al mes y no lo has conseguido es una majadería. Que a lo mejor no es que seas débil. A lo mejor es que el libro que crees que tenías que leer es un puto coñazo.

Tengo muy poca fuerza de voluntad, poquísima. A ver si me pongo en serio y la elimino del todo.